
He de reconocer que, como apasionada de los cielos, esta presentación me ha hecho especial ilusión. Es una maravillosa noticia que la ciudad acoja en 2020 el XXIV Congreso Estatal de Astronomía, entre el jueves 30 de abril al domingo 3 de mayo. Obviamente, por el impacto que supone para la ciudad cualquier congreso que se celebre en la ciudad, y en este caso, además por la calidad de los ponentes. A la ya confirmada asistencia de la célebre astrofísica irlandesa Jocelyn Bell, se unen nombres de ponentes de prestigio del ámbito nacional como son el investigador y divulgador invidente Enrique Pérez Montero o la secretaria general de la Unión Astronómica Internacional, Teresa Lago.
Y todo esto gracias a la Agrupación Ío y a su incansable afán por contagiar su pasión por la astronomía (conmigo lo han conseguido). Será sin duda “una cita que sirve para reforzar el carácter científico de una ciudad involucrada desde hace años en la divulgación de la ciencia a través de sus museos, el Muncyt y el planetario”, como dijo el concelleiro de Cultura y Educación, Chero Celemín.
En la web www.xxivcea.es ya figura una programación cultural que incluirá «rutas guiadas en la ciudad, con acceso a algunos de los museos más relevantes y visitas caracterizadas».
Contaminación lumínica
En la presentación de la página web y el logo del congreso conocí personalmente a Martin Pawley, uno de los socios de la Agrupación Ío y experto en el tema de la contaminación lumínica. Sin dudarlo, nos vimos al día siguiente en maría Pita donde me contó lo importante que es iluminar responsablemente nuestras ciudades.
«El crecimiento desmedido de la iluminación artificial de la noche que experimentamos en las últimas décadas tienen consecuencias que hoy en día resultan ya innegables:
-Afecta al medio ambiente: altera la vida marina, dificulta o impide los movimientos migratorios de las aves y provoca graves desequilibrios en la fauna nocturna y crepuscular.
-Supone un sobrecoste de combustibles fósiles, energía y recursos naturales. Gastamos mucho más de lo que necesitamos.
-La exposición a la luz artificial durante la noche afecta a la salud humana al desajustar el reloj biológico e inhibir la secreción de melatonina, que desenvueve una gran variedad de funciones en el organismo.
-Dificulta o impide la observación del cielo y la investigación astronómica. Al perder la noche perdemos también el inmenso patrimonio cultural asociado al firmamento nocturno.