Podría ser el título para un artículo de revista de bienestar y salud, el poder de las endorfinas. Cuando hacemos deporte generamos estas conocidas como hormonas de la felicidad, y es que lo que se siente al cruzar la línea de meta después de una carrera es de las mejores sensaciones.
Empecé a correr con 46 años, cuando me regalaron uno de esos relojes que te controlan todo y después de llevar diciendo toda mi vida que correr era de cobardes. Aún poco entusiasmada, una charla con Martín Fiz me convenció de que nunca es tarde para empezar a correr, sin volverse locos, ¡claro! Y aquí estamos, tres años después corriendo y organizando carreras. ¡Las vueltas que da la vida!
Para los que empezamos tarde, no se trata de hacer grandes marcas, se trata de hacer deporte, se trata de cuidarnos y buscar ese equilibrio físico y emocional que necesitamos para poder afrontar con más fuerza el estrés del día a día, o mejor dicho para que no nos coma y desgaste esta locura de ritmo que llevamos.
En mi caso, y me siento una privilegiada, no me canso de decirlo, a los beneficios de practicar deporte se suma lo gratificante que es organizar eventos deportivos para que los ciudadanos puedan hacer ejercicio en su ciudad. En este mes de enero hemos puesto en marcha el circuito Coruña Corre. Siete carreras populares que nos llevarán por diferentes barrios, la primera ha sido la de Matogrande. Con récord de inscritos, más de 1.800 personas llenamos las calles de este barrio y cruzamos hasta el campus de la Universidad de A Coruña, con entrada triunfal en el estadio de atletismo, toda una experiencia gracias a la Universidad de A Coruña.
En el capítulo de agradecimientos toca mencionar también a todos los patrocinadores que nos ayudan, al Colegio Liceo La Paz, en esta carrera en concreto, a los voluntarios, siempre dispuestos y agradecimiento muy especial a la energía, al entusiasmo, a la admirable manera de afrontar la vida que tiene la gente de #marinesenki, a Rocío y a Inés, a Eva y a Pedro, que ha participado con su triciclo en una carrera donde la inclusión es una vez más protagonista.
Más agradecimientos, a Fer, nuestro jefe de servicio, mi liebre. Con la generosidad que le caracteriza se colocó a mi lado en la mitad de la carrera y no me abandonó hasta los metros finales para dejarme entrar al «sprint» y conseguir así mi mejor marca hasta ahora. ¡Gracias jefe!
Quiero acabar esta entrada con esta imagen que es el reflejo de la maravillosa sensación que produce cruzar una línea de meta, cumplir un reto, uno más.
¡Apúntate al circuito @corunacorre, descárgate la app y a correr por los barrios de La Coruña!
GRACIAS, ¡¡seguimos!!